Llegó el Windows 7 con el 60% de computadoras en todo el mundo que todavía usan el sistema operativo Windows XP y apenas otro 22% que adoptó Vista casi a la fuerza, al comprar computadoras de nueva generación. El desafío es grande, pero Microsoft parece haber aprendido varias de las lecciones que le dio el fracaso Vista. El nuevo sistema operativo es (esta vez sí) un digno sucesor del Windows XP: sencillo de entender y de usar, estable, ágil, con mejores gráficos y rendimiento, y menos complicaciones a la hora de configurar y personalizar opciones de seguridad (siempre, el gran dolor de cabeza de los productos Microsoft).
Tan importante como lo demás: es más económico, porque funciona con los mismos requerimientos de hardware que su antecesor. Procesador de 1 gigahertz (Ghz), 1 gigabyte (GB) de memoria RAM y espacio libre en disco rígido de 16 GB. Con la misma computadora que requería Vista hace dos años, es factible hoy hacer funcionar el nuevo sistema operativo.
Esto pasa dos años más tarde, cuando los precios de las computadoras cayeron en promedio un 30%. El ahorro es evidente. Y el intento casi compulsivo de Vista por hacer que las personas corrieran a gastar en nuevas computadoras y periféricos, también. Aquello no resultó. El nuevo lanzamiento busca reposicionar al Windows 7 reaprovechando un parque tecnológico que retrocedió primero, se amesetó después, y recién ahora repunta tibiamente.
Lo nuevo, lo mejor. Lo primero a lo que tienen que acostumbrarse los usuarios de Windows 7 es a cambios de apariencia que son, más que visuales, una manera de organizar el trabajo. Al encender la desktop o la notebook, la barra de tareas confunde; pero después de un día de entrenamiento, se convierte en un placer. Con toques tomados del Mac OS X (el sistema operativo de las computadoras Macintosh), el translúcido estilo "Aero" coloca a los programas más usados en la parte baja de la pantalla, a modo de grandes íconos fáciles de ver: con sólo pasar el mouse (o guiar el touch pad de una notebook) encima de ellos, se despliega un panel que muestra todo lo abierto en ese rubro en un momento dado. Un click los abre; otro click los cierra. Sencillo y ordenado.
Esta funcionalidad va a poder ser más aprovechada por las personas que tengan una pantalla táctil. Aunque en el mercado argentino aún no se expanden, las computadoras con pantallas sensibles al tacto ya son una realidad y permiten manejarse a través de las tareas, simplemente pulsando sobre el monitor para abrir, cerrar, agrandar, achicar documentos. Windows 7 incluye esta capacidad, que no pudimos testear en la Argentina.
Otra de las funciones que agrega el nuevo sistema operativo de Microsoft son las Jump List (listas de uso rápido): al hacer un click y arrastrar sobre un programa de los que figuran en la barra de tareas, es factible ver un listado de los archivos usados más recientemente. Cuando se trata del Internet Explorer, aparecen los sitios web recién vistos (algo que por ahora al menos no parece funcionar con el explorador Firefox, el de la versión Linux y directo competidor del Explorer).
Para el trabajo diario, es interesante que se pueda estar con dos documentos abiertos al mismo tiempo en el monitor: ya no hace falta darle un tamaño manualmente, ni quedarse restringido a las dos medidas que permitían las versiones anteriores del sistema operativo (minimizado o a pantalla completa), sino que con solamente arrastrarlo sobre los bordes del campo visual es posible darles la mitad perfecta a cada uno.
Compartirlo todo. Una de las características más llamativas del Windows 7 (y una tendencia de las que más se habla en el mundo informático-tecnológico desde hace dos años) es la facilidad con que permite centrar todo el entretenimiento, desde películas hasta música y fotos, en una computadora que funcione como reservorio familiar. Cada una de estas colecciones aparecen organizadas bajo una biblioteca común: no importa adónde haya ido a parar una imagen mal archivada, o un video que terminó guardado en el sector de música, el usuario puede hallarlos cliqueando sobre una gran carpeta denominada Imágenes o Música. Con esto se evita el buscar a lo largo y ancho de todo el disco rígido.
Bajo la función “grupo hogar”, Windows 7 conecta los equipos domésticos de manera automática al agregar el primer equipo que ejecuta Windows 7 a dicha red. A partir de entonces se puede hacer un uso compartido de archivos y equipos dentro de una misma casa, incluyendo desde impresoras hasta teléfonos y reproductores portátiles, e inclusive sincronizarlos. El problema, en el caso particular de este testeo, estuvo en los dispositivos bluetooth, a los que hubo que buscarles controladores vía internet.
El Windows Media Player creció. Y no en tamaño, sino en madurez. Ahora es factible hacer streaming (baja) de archivos de música o video desde una computadora a otra, tanto a través de Internet como fuera de la red. El proceso es simple, y lo único que requiere es abrir una ventana de la aplicación y usar una clave Windows Live ID (la que, por ejemplo, da acceso al correo electrónico Hotmail): una vez que el Media Player queda asociado con ese usuario, la persona puede acceder remotamente a los archivos guardados en esa computadora... desde otra. Un diálogo que (eso sí) siempre se tiene que dar entre dos computadoras con el mismo idioma; es decir, Windows 7.
Quienes sigan teniendo Windows XP (todavía pueden usarlo hasta el 2014) tienen la posibilidad de emular un XP para trabajar en esos documentos o con aquellos programas que sólo funcionan bajo aquel sistema operativo. Aunque no es sencillo de usar.