domingo, 11 de octubre de 2009

Atacar la Luna

Estados Unidos gana una guerra, o así parece: la NASA bombardeó «con éxito» la Luna, en una anunciada misión dirigida a encontrar restos de agua helada en el satélite terrestre. Una sonda lunar se dividió en dos partes que se estrellaron una detrás de otra sobre la superficie lunar, provocando sendos penachos de polvo. De allí salen los restos recogidos, o mejor dicho atesorados, por la agencia espacial norteamericana que, aunque satisfecha y optimista, no piensa dar a conocer los resultados de los análisis hasta dentro de unas semanas.

La sonda espacial elegida para este ataque «suicida» a la Luna se llamaba LCROSS (siglas en inglés de Satélite para la Observación y Medición del Cráter Lunar). Estaba dotada de cinco cámaras, con una sensibilidad cercana a los infrarrojos y lleva a bordo cuatro instrumentos de medición científica de gran sofisticación que estuvieron sacando fotos, acaparando material y transmitiéndolo a la Tierra antes del impacto. La misión fue un éxito en el sentido de que se obtuvo una cantidad impresionante de datos según aseguró el director científico del proyecto, Anthony Colaprete.

Las dudas