Parece que hubo algunos sudamericanos entre las víctimas del descomunal ataque de phishing de esta semana ( www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1182837 ), que terminó con los nombres de usuario y contraseñas de unas 10.000 cuentas (confirmadas) de Hotmail, Yahoo! Mail y Gmail expuestos en el blog pastebin.com . Sí, la mayoría pertenecía a usuarios europeos, pero la próxima vez la tormenta podría descargar toda su furia en nuestra región.
¿Qué buscan los piratas con un ataque así? Dinero. Así de simple. Es verdad que no hay mucho cash en una cuenta de Hotmail, pero una gran cantidad de personas usa la misma contraseña y nombre de usuario para servicios que sí son significativos desde el punto de vista financiero, o en sus sesiones de Windows, o almacenan en el correo datos clave para que el pirata luego hackee sus cuentas bancarias, duplique sus tarjetas de crédito o suplante sus identidades. La misma semana del ataque, Panda Security informaba que una tarjeta de crédito española robada cuesta unos 50 euros en el mercado negro.
El phishing es hurto. Hay poco de informática en eso. Si las ganzúas están hechas de metal es sólo porque las cerraduras están hechas de metal. Hoy intentamos salvaguardar nuestro patrimonio y privacidad con candados binarios. Por lo tanto las ganzúas modernas están hechas de bits y el cuento del tío llega por mail o aparece en el chat.
La próxima vez nos toca a nosotros