Una sola palabra de Steve Jobs puede provocar el delirio entre los fans de la tecnología. El jefe de Apple dice «sí» y, como si se tratara de una estrella del rock, provoca, con un monosílabo, que los «bloggers» pierdan los estribos y los medios de comunicación se hagan eco de sus comentarios, aunque no puedan ser más breves.
Hace unos días, Andrea Nepori, un bloguero italiano, escribió un correo electrónico de Jobs -su dirección, sjobs@apple.com, no es ningún secreto- , en el que le preguntaba si podría sincronizar sus e-books al nuevo tablet de la compañía de la manzana, el iPad, que llegará a las tiendas de EE.UU. la próxima semana. «Yep» (sí) , contestó el todopoderoso informático del jersey negro. Este detalle no es en absoluto novedoso, ya que ya Nepori podría haberse informado en el sitio web de Apple. Lo que provoca una reacción desmesurada entre los amantes de lo «geek» es la respuesta en sí misma, como si hubieran entrado en contacto con una especie de «dios» tecnológico.
A sus 55 años, el cofundador de Apple ha sido subido a los altares. La perspectiva de recibir una respuesta directa de él -o de alguien con acceso a su cuenta de e-mail- provoca entusiasmo. Sin embargo, tanto Steve Jobs como Apple son famosos por su secretismo y por la falta de declaraciones precisas. Muy hábiles con el marketing, los responsables de la empresa saben cómo provocar el interés de todo el mundo con «campañas» como «Mac contra Pc» o presentaciones que causan tanta expectación como el estreno de la última gran superproducción de Hollywood. O más. El lanzamiento público del iPad el pasado enero, con Jobs sobre el escenario con sus nuevo juguete en brazos, hizo que los ojos de todo el planeta estuvieran atentos al nuevo cacharro. No es más que un producto, pero se presentó como si fuera la «tabla» de salvación de Occidente. Aunque pronto surgieron las voces críticas que enumeraban los defectos del tablet, muchos hablaban del «cuarto milagro» de Steve Jobs.