domingo, 31 de enero de 2010

Steve y el iPad

El mundo quería una tableta. Y Steve Jobs creó una. Pero no una tableta cualquiera. El consejero delegado de Apple creó el iPad, un nuevo tipo de producto en sí mismo. Con sus virtudes. Con sus defectos. Llamado a revolucionar el mundo de la tecnología. Ese dispositivo de 10 pulgadas (25 centímetros) tiene ahora ante sí una tarea de titanes: impulsar el mercado de los libros digitales, hacer de la prensa online un negocio rentable y atraer a las generaciones adultas a las nuevas tecnologías. Se le atribuyen todo tipo de bondades. Se esperan de él milagros. Ha suscitado, en cuatro días, reacciones de devoción y decepciones amargas. Del iPad se espera una revolución.

Nota completa



Si Apple fuera una religión, Steve Jobs sería el mesías. Jesucristo vestía una túnica y el creador del iPad viste, siempre, jersey negro de cuello alto y vaqueros. Cuando dice algo, como "el iPad es mágico", sus fieles seguidores asienten. Tiene el magnetismo de un líder nato y la apariencia de un gurú. Es un budista en la lista de personas más poderosas del planeta de Forbes. Y es el responsable principal, casi único, del gran éxito de Apple.
Jobs fundó Apple en 1976. El primer modelo de Mac llegó en el año 1984. Un anuncio de televisión emitido en la Super Bowl de aquel año mostraba a una mujer lanzando un martillo gigante contra una dictatorial pantalla que hipnotizaba a unos grises ciudadanos. "El 24 de enero Apple Computer presentará Macintosh, y verás por qué 1984 no será como (la novela) 1984", decía.
Le costó un poco más, pero en 26 años Jobs ha revolucionado el mercado de la tecnología. De hecho, abandonó Apple en 1985, por desavenencias con otros directivos. Aquel podría haber sido su paso por el desierto, si no hubiera comprado en 1986 una pequeña empresa, The Graphics Group, que hoy se llama Pixar. En 2006 la vendió a Disney a cambio de un paquete de acciones. Hoy en día Jobs es dueño, aproximadamente, de un 7% de Disney.
En 1996 regresó a Apple, en una época en que la empresa registraba fracaso tras fracaso. Con el iMac y el iPod, la convirtió en una mina de oro. Recientemente, el profeta ha vivido su propia pasión. El año pasado se ausentó de su empresa durante cinco meses para someterse a un trasplante de hígado. Medios como la agencia Bloomberg han llegado a publicar su necrología, por puro error, revelando que ya la tenían lista en caso de muerte inminente. "Las noticias sobre mi muerte han sido, realmente, muy exageradas", bromeó en un discurso en 2008.