Una de sus caras públicas parece la encarnación misma del mal: un desborde de violencia, alcohol y drogas. Sin embargo, esta imagen no coincide con la versión que ellos construyen de sí mismos. Según un sondeo de opinión realizado por investigadores de la Universidad de Belgrano (UB) y del Colegio de Graduados en Cooperativismo y Mutualismo de la República Argentina, los valores de los jóvenes y adolescentes argentinos se mueven entre la solidaridad, la honradez y la verdad.
"Los jóvenes del interior, estrechamente vinculados a las actividades agropecuarias, no difieren de los jóvenes de cultura urbana en lo que hace a su autopercepción y a sus proyectos de vida: formar una familia, ser buenos padres, hacer una carrera profesional. Tampoco en lo que hace a las costumbres sociales y a sus posiciones frente a problemas de carácter ético: priorizan el ser honrados, sinceros, buscar la verdad, comprender al otro, ser solidarios, valorizar el trabajo, ser fieles a sus parejas", refirma la socióloga Alicia Rovella, de la UB.
"Es tan fuerte la representación social negativa que bastardea a los jóvenes, que la confrontamos con la realidad", confiesa Rovella, al referirse al estudio entre 280 adolescentes y jóvenes de 14 a 24 años de todo el país.
Como psicólogo del grupo de investigación, Arturo Clariá realiza talleres que le permiten bucear en el universo de los adolescentes. Convencido, revela uno de sus hallazgos basado en una ley psicológica: una buena porción de adolescentes se convierte en aquello que los adultos esperan de ellos. Y los lugares que tienen preadjudicados como objetos de consumo tienen un peso difícil de revertir.
"Un adolescente en un taller se quejaba porque, al sentarse en un bar con un grupo de amigos, el mozo les había llevado una cerveza antes de que pidieran nada, dando por sentado que sería lo que iban a pedir." Cuando la imagen que se construye es negativa, seguramente se estimulará un tipo de acción negativa. El desafío adulto es lograr el estímulo positivo.
Otro trabajo del grupo de la UB indagó el hábito de lectura en los jóvenes: el 59,6% de los consultados admitieron que comenzaron a leer de niños en su propia casa y que sus padres habían sido su principal influencia para la lectura.
Esta influencia se evidencia también en la transmisión de valores. "Si queremos que nuestros chicos sean solidarios, la fórmula no es sentarlos y darles un sermón sobre solidaridad, sino ejercer conductas que permitan hacer una transmisión vivencial de la solidaridad"
Los jóvenes se ven mejor que como los pintan
Según los expertos en la Red, lejos de actuar como un medio aislador, "la Web se utiliza para estar vinculado con otros", opina Andrés Iglesias, coordinador de Digital, de la consultora Mindshare.
Spinetto coincide, y agrega: "El 30% del tiempo que la gente está conectada lo usa para comunicarse con otros, lo que confirma que una de las bondades de las nuevas tecnologías es la comunicación y la integración social sin fronteras".
Al consultorio de la psicóloga Marcela Barilaria, docente del Centro Dos, concurre una gran cantidad de adolescentes. "Cuando Internet se convierte en un refugio de escape y captura al sujeto del entorno, está denunciando un conflicto al que hay que prestarle atención y lo peor que uno puede hacer es intentar borrar el síntoma del mapa. Para ese adolescente Internet es la solución y sobre eso hay que trabajar."
Los jóvenes pierden contactos familiares