De acuerdo a una firma de seguridad rusa, durante los últimos años hubo un alza pronunciada de programas maliciosos en Internet, de originalmente 2 millones en el año 2007 a 32 millones en el 2009.
El alza se refleja no solo en la cantidad sino también en la calidad. Durante 1990 los virus se propagaban a través de medios físicos. A partir del año 2000 en adelante, hubo gusanos que se propagaron por email. Y luego desde el 2005, los troyanos han estado infectando páginas web.
Se menciona al virus Conficker como ejemplo para respaldar el informe. De acuerdo al informe, el virus probó que los criminales que lo utilizan son capaces de amasar varios millones de PCs comprometidas para construir una botnet. Estas botnets resultaron ser tan fuertes que alteraron Internet.
Aparte de esto, nuevas computadoras se vuelven vulnerables diariamente. Y aquellas que son vulnerables y son puestas online, ayudan a incrementar el cibercrimen.
De hecho, esto demuestra que no es muy difícil realizar actividades maliciosas. Es más, el ciberterrorismo también se está desarrollando, mientras el espionaje ya ha comenzado, con más casos previstos para el futuro. Los países que albergan a la mayoría de los programas maliciosos son naciones de Europa, USA y algunas naciones de Asia Oriental de entre los cuales China fue clasificada como la mayor generadora de malware a nivel mundial.
Detrás de estos riesgos se encuentran maquinando ciertas motivaciones financieras.
Para detener al cibercrimen, todos los usuarios de computadoras necesitan analizar seriamente acerca de los problemas que afligen Internet. Necesitan pensar especialmente en cómo se pueden detener los problemas que llevan a las actividades relacionadas con el terrorismo a colapsar servicios primarios en contra de la población.
De acuerdo a la firma, la industria de TI necesita hacer mucho en pro de purificar el ambiente digital. Consecuentemente, se podrían desarrollar mecanismos que aseguren la seguridad, la educación tanto de los consumidores como de los gobiernos, y asista en el aprisionamiento de los cibercriminales. Sin embargo, los gobiernos son responsables por establecer métodos para un trabajo conjunto que les permita proteger Internet e investigar y castigar a quien perpetre estos ciberataques.