Existe una percepción generalizada acerca del potencial daño de conducir luego de haber bebido, pero el uso del teléfono celular y el envío de mensajes de textos mientras se maneja padecen una condena social menor, a pesar de que algunos estudios han comenzado a demostrar que esto último es mucho más perjudicial que lo primero.
Un estudio británico, desarrollado por la Fundación RAC, demostró que el consumo de marihuana disminuye la reacción de los automovilistas en un 21 por ciento, el de alcohol en un 12 por ciento, en tanto que el envío de SMS mientras se conduce lo hace en un 35 por ciento.
Si lo que se mide es el control del volante, los datos son mucho más elocuentes: el desempeño disminuye un 35 por ciento entre quienes habían fumando marihuana, contra el 91 por ciento de disminución entre quienes enviaban mensajes de texto.
Aunque tanto en Inglaterra como en numerosos países se ha prohibido el uso del teléfono móvil mientras se conduce, el estudio de RAC concluye que en ese país el 50 por ciento de los conductores de entre 18 y 24 años envía SMS.
A tono con estas conclusiones, comenzó a regir una ley que pena con prisión la conducción con negligencia: esto es leer un SMS, ver un mapa, comer o maquillarse
(lanacion)