El cambio climático es ya una realidad insoslayable. Lo que hasta hace poco algunos consideraban una amenaza difusa, proclamada por científicos y ecologistas fanáticos, ha tomado la forma de subida inusitada de las temperaturas.
Como consecuencia de ello, el nivel del mar seguirá creciendo a lo largo de todo este siglo -incluso si mañana se eliminaran las emisiones de gases de efecto invernadero- y aumentarán los huracanes y otras catástrofes naturales. Cambiarán los hábitos de los animales y plantas y, probablemente, también de los seres humanos.
Un informe de un grupo de más de 2500 científicos organizado por Naciones Unidas -y que será presentado oficialmente en el 2007- aumenta el grado de conocimiento sobre el cambio climático y da cuenta de la responsabilidad del hombre en la proliferación del fenómeno.
El informe puede acabar con una interesada polémica que todavía persiste en Estados Unidos-país no firmante del Protocolo de Kyoto- acerca de si el calentamiento puede ser atribuible a la acción directa del hombre o a otros factores difusos.
El informe de los expertos de Naciones Unidas no arroja dudas al respecto y destaca que el calentamiento es innegable.
"Las observaciones en el océano, la atmósfera, la nieve y el hielo muestran datos coherentes con el calentamiento". Si la temperatura sube, se eleva el nivel del mar, las nieves se funden, los glaciares retroceden y las plantas se desplazan hacia latitudes más frías.
En lo referente a las causas, los científicos señalan que es consecuencia de la emisión de gases de efecto invernaderos -el dióxido de carbono, el metano y el óxido de nitrógeno- que se producen al quemar carbón, petróleo o gas. Estos gases se acumulan en la atmósfera y aunque dejan pasar la radiación solar hacia la Tierra, frenan la salida del calor que emite la superficie terrestre.
"El calentamiento observado junto con la pérdida de masa de hielo, apoyan la conclusión de que es altamente improbable que el reciente cambio climático global haya sido causado por la variabilidad natural del clima" afirman en su informe.
A finales de octubre, el Gobierno británico dio a conocer el denominado Informe Stern, un texto preparado por Nicholas Stern, ex economista jefe del Banco Mundial. Para Stern también "son abrumadoras las pruebas de que el cambio climático presenta serios riesgos globales y eso exige una urgente respuesta global".
Propone varias maneras de recortar las emisiones: reducir la demanda de bienes y servicios intensivos en el uso de combustibles fósiles, evitar la deforestación y cambiar hacia energías limpias en electricidad, calefacción y transporte.
Las políticas propuestas para reducir las emisiones, consisten en poner precio a las emisiones de carbono, de modo que quien más contamina más paga.
Existen varias formas de conseguir este objetivo, lo que da lugar a una nueva polémica entre los partidarios de los "impuestos verdes" y los que se inclinan por establecer un mercado de emisiones de carbono, en la estela del Protocolo de Kyoto. Finalmente, otros son partidarios de simples regulaciones que penalicen la contaminación.
En materia de energías alternativas, junto con los biocarburantes, la utilización de biomasa ocupa un lugar preferente en la estrategia de la Unión Europea por la producción de energía eléctrica y térmica. Puede ser una opción muy interesante para la Argentina, dado que se basa en el aprovechamiento de restos de rastrojos de maíz, cereales, girasol o algodón.
En el Alto Valle del Río Negro podrían ser aprovechados los residuos de podas de viñedos o de frutales. Esto permitiría que los agricultores obtuvieran rentas complementarias al vender los restos leñosos a las empresas transformadoras.
La división de energías renovables de Sacyr Vallhermoso -la poderosa constructora española que se acaba de hacer con el control del 20 % de Repsol- tiene ya en funcionamiento una decena de plantas de biomasa en España. Un indicio que no debemos desaprovechar y muestra hacia donde apuntan los sectores más dinámicos de la economía mundial.