Galaxias como nuestra Vía Láctea se formaron, según las teorías más aceptadas, hace miles de millones de años a través de la unión de muchas galaxias más pequeñas. Como resultado, se cree que debe de existir una buena cantidad de galaxias enanas esparcidas alrededor de la Vía Láctea. Sin embargo, muy pocas de estas pequeñas reliquias han sido observadas, lo que ha llevado a los astrónomos a la conclusión de que tienen muy pocas estrellas o pueden estar hechas casi exclusivamente de materia oscura. Ahora, una de ellas ha aparecido a unos 10.000 millones de años luz de la Tierra. El descubrimiento ha sido realizado por científicos del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) y aparece publicado en la revista Nature.
Se trata de la segunda galaxia de este tipo encontrada fuera de nuestro universo local, y es, con diferencia, la más lejana. La galaxia enana es un satélite, lo que significa que se aferra a los bordes de otra más grande. «Por varias razones, no logró formar muchas estrellas o ninguna, y por lo tanto, se quedó oscura», explica Simona Vegetti, del Departamento de Física del MIT y autora principal del artículo.
Los científicos teorizan la existencia de materia oscura para explicar las observaciones que sugieren que hay mucha más masa en el universo de la que se puede ver. Ellos creen que la materia oscura debe comprender alrededor del 25% del universo, sin embargo, como las partículas que componen la materia oscura no absorben ni emiten luz, hasta ahora era imposible detectarla.
Los modelos computarizados sugieren que en la Vía Láctea hay alrededor de 10.000 galaxias satélite, pero solo 30 han sido observadas. «Podría ser que muchas de las galaxias satélite están hechas de materia oscura, por lo que es difícil de detectar, o puede haber un problema con la manera en que pensamos se forman las galaxias», apunta Vegetti.
via http: abc.es