sábado, 19 de febrero de 2011

Censura en Libia

Libia habria cerrado el acceso a redes sociales como Facebook, Twitter, limitando el acceso a Internet unicamente a departamentos de gobierno.
Este cierre se produce un mes después del estallido de revueltas en Tunez, Egipto, Bahrein o Yemen, ante el temor de Gadafi de que las personas se puedan organizar mediante el uso de redes sociales como Facebook o Twitter.
Cuando el pasado 28 de Enero se cortaba Internet en el pais egipcio, se cuestionaba si algún pais arabe realizaría la misma estrategia para acallar a los manifestantes y evitar información comprometedora como el trato recibido por los manifestantes en contra del regimen de Gadafi.

viernes, 18 de febrero de 2011

Rescate a los niños mendigos en China

Ya hay colgadas más de 1.000 imágenes de niños vagando por distintas ciudades del país y tiene 120.000 seguidores. Un microblog que intenta devolver a sus familias a los niños desaparecidos o secuestrados por mafias locales que son forzados a mendigar para sacar plata.


Yu Jianrong, profesor de la Academia China para el Desarrollo de las Ciencias Ruralesomó la iniciativa cuando, a mediados de enero, una mujer le pidió que colgara por ella un mensaje en internet buscando a su hijo desaparecido. Yu advirtió que el mensaje atrajo la atención instantánea de decenas de personas. Incluso una colgó la foto de un niño muy parecido vagando por las calles de Xiamen, mil kilómetros al sur de su ciudad, Wuhan. La mujer y su familia entera corrieron hacia allá para buscarlo.

Se han devuelto seis niños a sus familias y decenas de fotos eran seriamente cotejadas por varios padres. Cada día la base de datos se amplía con nuevas fotos de chicos tomadas por ciudadanos anónimos. Toda una revolución, pues nunca nadie había puesto bajo los focos la lacra del secuestro de niños en China .

En Zhuhai, la policía obligó a un mendigo a someterse a un test de ADN para demostrar la paternidad del niño que le acompañaba, pues una familia había reclamado al menor tras ver su foto en el microblog del profesor Yu.

“Un adulto que es forzado a hacerse el test de paternidad sólo por una foto que colgó un internauta irresponsable... Eso es una violación flagrante de sus derechos”, deploró el comentarista Mo Zhixu en su web. También el abogado Liu Xiaoyuan reconoció que es todo un dilema: ¿se debe mostrar el rostro de un niño mendigo para intentar rescatarlo o hay que garantizar sus derechos por encima de todo? El profesor Yu, por su parte, ya ha prometido un control más estricto de su microblog.

“Los niños eran encerrados como animales en jaulas durante la noche para que obedecieran a sus líderes. Si se resistían, eran golpeados con brutalidad por una red de explotación recientemente desmantelada por la policia.

El líder de la banda podía ganar hasta 30.000 dólares al año gracias a la plata que sacaba de los niños. Una fortuna en una aldea donde el salario medio anual es US$ 1.500.


via:clarin

Los mendigos de Nueva York que usan Twitter

Como sucede en todo el mundo, cada vez hay más personas sin hogar. Los motivos son interminables. Para que la voz de los ignorados se oiga, un proyecto ha entregado de celulares con acceso a internet y una cuenta en Twitter a cuatro indigentes en Estados Unidos.

Según la web de diario El País (España), la iniciativa 'Underheard in New York' tiene la idea de que si el resto de la población no ve ni escucha a los "sin techo", no comprenden su situación. En el año 2010 había en la ciudad de Nueva York cien mil personas durmiendo en albergues.

«En un tiempo en el que la comunicación está muy presente en nuestras vidas, sentimos que era necesario dar voz a la gente que más la necesitaba. Entre enero de 2009 y enero de 2010 el número total de individuos sin hogar en la Ciudad de Nueva York rozó el estimado de 34 por ciento», señala el blog oficial del proyecto.



Los twitteros que hacen escuchar su voz al mundo son:

Danny: busca alguien que cuente su historia de vida. No ha visto a su hija en años y espera encontrarla vía Twitter.

Derrick: Cree que la gente no comprende las causas de ser un "sin hogar" y cómo puede sucederle a cualquiera.

Albert: Trabajaba como soldador hasta hace tres años, cuando fue despedido por problemas visuales. Sueña en convertirse en chef.

Carlos: Fue un asistente de abogados durante 26 años hasta que lo perdió todo. Desea abrir su propia empresa, por lo que visita la biblioteca todos los días.

"La iniciativa 'Underheard in New York' va más allá", menciona el diario español, ya que "además de poner esa voz a gente silenciada, también les regala oídos para que no se sientan ignorados. Pone a dos mundos que hace tiempo fueron separados de nuevo en contacto, para que no se sientan extraños los unos de los otros".



via:larepublica.pe

viernes, 4 de febrero de 2011

“Superficiales. ¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes?”

Nicholas Carr en una entrevista titulada “Un mundo distraído”. El escritor norteamericano ha publicado hace una semana en castellano “Superficiales. ¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes?” (editorial Taurus, pdf con las primeras páginas), un título en el que dice que sí. Que la red nos está atontando. También ha hablado del libro Público en un buen reportaje y según vaya llegando a las redacciones detectaremos sus ideas en columnas y tertulianos.

En Estados Unidos llevan dándole vueltas a Carr y a su teoría desde que esbozó el germen de lo que después sería su libro en un célebre artículo en The Atlantic en 2008 titulado "¿Está Google convirtiéndonos en imbéciles?" Entonces ya provocó un buen número de reacciones (el artículo tiene hasta su propia página dedicada en la Wikipedia), aunque el tema empezó a estudiarse a fondo tras la publicación de “Superficiales” en inglés en junio del año pasado.

Carr es un 'anti-gurú' respetado y original que ya ha marcado el ritmo de cierto pensamiento con sus anteriores libros. En “Superficiales” afirma que el uso de Internet nos está volviendo imbéciles porque provoca cambios en nuestra capacidad para concentrarnos y reflexionar. Que la navegación y la multitarea modifican el cerebro a corto plazo –neuroplasticidad- está demostrado por la ciencia. La cuestión se centra más bien en la primera reacción a ese planteamiento [representada por la postura a) ¡Carr es un tecnófobo! ¡Por supuesto que somos más listos gracias a Internet! y la postura b) tiene toda la razón, yo cada día me concentro menos] y en la ulterior: si ese nuevo entorno tecnológico nos hará superarnos a través de la evolución como ha ocurrido con otras tecnologías.

Llegar después de los americanos en estas cosas tiene una ventaja, y es que con cuatro clics nos encontramos con todos los gurús posicionados y los distintos puntos de vista de los expertos exprimidos por los blogs y los medios. Lo malo es que nunca llegamos a verlo de forma global, porque nos quedamos en las anécdotas que trascienden el muro del idioma. Por ejemplo, el sub-debate que provocó Carr al eliminar de su popular blog los enlaces de los posts, ubicándolos como notas al pie, un experimento contra las bases de la web con el objetivo de aumentar la concentración sobre los textos eliminando las distracciones. Analistas como Juan Freire, capaces de coger al vuelo las grandes preguntas de la cultura digital en su momento y contextualizarlas (y de hacerlo en español) son una excepción.

Una buena forma de aprovechar el trabajo anglosajón sin volverse loco es acudir a The New York Times, que hizo suyo el tema el año pasado en una de sus “salas de debate” (donde reúne la opinión de expertos) además de en su serie de artículos “Your Brain On Computers”. En uno, los miembros de una familia explican su hiperconexión, y comienza con la experiencia del marido, al que se le olvidó mirar durante 12 días un mail en el que una compañía quería comprarle su empresa, es decir, un mail olvidado que casi le cuesta 1,2 millones de dólares. En otro, calculan que el 30% de los menores de 45 encuentran cada vez más difícil concentrarse, algo que sólo ocurre al 10% de los mayores de esa edad. En este, hablan de cómo el sobre estímulo de la multitarea impide al cerebro el descanso necesario para fijar conocimientos, y en este, de los efectos sobre las mentes juveniles. Mi preferido es aquel en que se llevan a cinco neurocientíficos fuera de la civilización para hablar sobre los cambios cerebrales. Incluso hicieron un especial sobre "la desconexión".

También en el Times, el conocido psicólogo de Harvard Steven Pinker respondería a Carr argumentando que la resistencia a la tecnología es tan vieja como el hombre y que precisamente las nuevas tecnologías nos ayudan a ser cada vez más listos a través de nuestro conocimiento colectivo. Que por ejemplo cuando se dijo que los comics iba a volver criminales a todos los jóvenes en los años 50 las tasas de delincuencia batieron récords por lo bajo. Y que las décadas de televisión, radio y vídeos de rock también han sido décadas de crecimiento de cociente intelectual. Tampoco está de acuerdo en que la neuroplasticidad funcione como afirma Carr: "La existencia de plasticidad neuronal no quiere decir que el cerebro sea una masa de plastilina conformada por la experiencia".

Además de las formas de escapar de la multitarea y su hermana mayor la procrastinación, hay un aspecto de este tema que me interesa especialmente y es si a nuestro entorno laboral, social, político, le interesa la dispersión provocada por la red y la multitarea. Usaría la palabra 'sistema' si no estuviera tan corrupta. “Noto que cada día estoy más disperso. Y claro, es bueno para mi trabajo que esté todo el día picoteando cosas … y más ahora con el iPhone”, me decía hace unos días un directivo de un medio de comunicación. Pero lo bueno para el trabajo no tiene por qué ser lo bueno para uno mismo (casi diría que suele ser lo contrario). Carr lo explica muy bien en la entrevista de Babelia: "Nos dirigimos hacia un ideal muy utilitario, donde lo importante es lo eficiente que uno es procesando información y donde deja de apreciarse el pensamiento contemplativo, abierto, que no necesariamente tiene un fin práctico y que, sin embargo, estimula la creatividad. La ciencia habla claro en ese sentido: la habilidad de concentrarse en una sola cosa es clave en la memoria a largo plazo, en el pensamiento crítico y conceptual, y en muchas formas de creatividad. Incluso las emociones y la empatía precisan de tiempo para ser procesadas. Si no invertimos ese tiempo, nos deshumanizamos cada vez más”.

Pinker reconoce que sí, que "la constante llegada de paquetes de información puede distraer o ser adictiva, especialmente en gente con desorden de déficit de atención. Pero la distracción no es un fenómeno nuevo. La solución no es tanto lamentarse de la tecnología como desarrollar estrategias de autocontrol, como hacemos con cada una de las otras tentaciones de la vida. Apaga el correo y Twitter mientras trabajas, aleja la BlackBerry a la hora de la cena y pide a tu esposa que te llame para ir a la cama a cierta hora". Así que en la segunda parte de este post, nos dedicaremos a las técnicas para resistir la tentación, que diría Pinker, o a las formas de ser más listos a pesar de internet, que diría Carr.


Via:elpais